No hay sitio en el cielo, ha estado cantando Mika por todo el mundo este verano en la presentación de su nuevo disco. Ese nombre, No Place In Heaven, ha sido la temática escogida también para la gira, que ha contado con el diseño del ‘irreverente’ Studio Job en su espectacular escenografía.
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El cuarto disco del artista libanés ha supuesto su auténtica consagración en el panorama musical, así que la espectacularidad que siempre ha sido una de las bases de sus actuaciones ha sido llevada en esta nueva ocasión a otro nivel. Nadie mejor para conseguirlo que los admirados Nynke Tynagel y Job Smeets y su apuesta total por la fantasía y el color. Estamos acostumbrados a verles diseñar muebles o papeles pintados; en este nuevo reto han seguido su estilo, que muchas veces se divierte entre el punk y lo más naïf.
Una representación del «paraíso según Job«, que combina las luces del escenario con una serie de potentes imágenes gráficas que despliegan todas sus fuentes de inspiración, desde bolas del mundo hasta aviones y otros elementos iconoclastas. La extravagancia y exuberancia de Mika hicieron el resto en un show visualmente único.